Cuesta entender que un libro
tan competitivo como este pase relativamente inadvertido por las librerías: su
prosa tiene soltura, su estilo rezuma ironía, aspira declaradamente a ser un
retrato generacional y aborda un tema tan de actualidad como la Gran Recesión a
raíz de la crisis financiera de 2008 y abunda en toques eróticos. De todas
formas, si destaco la obra en este blog es por otros méritos que la convierten
en un producto más personal.
Para empezar, la idea central
que, de puro simple, es potente, y también cuesta entender que no se le hubiera
ocurrido antes a nadie: un emprendedor cuyos negocios se van al traste por la
crisis se dedica a asesinar salvajemente a representantes de la clase acomodada
que se han salvado de la coyuntura. Bueno, contada así, no parece una idea
especialmente profunda. La audacia está en que la descripción de los asesinatos
queda inmersa en la mucho más extensa narración del modo de vida del
narrador-protagonista previo a la crisis: un modo de vida centrado en el
disfrute del dinero, la cultura, la sensualidad y el sexo. Esta alternancia de
episodios esporádicos de violencia desatada en medio de un momento y estrato
social determinados remite, indefectiblemente, a American Psycho, y aunque Sunday
Dandy no comparta la radicalidad formal de aquella novela, tiene la virtud
de trasladar el escenario del Wall Street de los ochenta a la Valencia
(internacionalizada) actual, y de salir bien librada del empeño.
Así, la novela discurre por
su propia vía al describir un mundo decadente, pero satinado por la
sensibilidad y nostalgia del narrador, que transforma al lector en cómplice de
sus andanzas. Y, entre tantas anécdotas sobre ese mundo laboralmente estresante
pero reconfortante económicamente, se alternarán ráfagas de humor desopilante a
lo Saki o Wolfe, otras de lubricidad brutal a lo Miller, y aún alguna más de
evocación de un brillo que nunca volverá (y que quizás nunca debió ser), propia
de Lampedusa (El gatopardo es
explícitamente citado en la ficción).
Resulta también interesante
la relación del protagonista con sus amantes Christine y (la más o menos
muerta) Eva; así como el giro final que, de hecho, otorga un cierto carácter
experimental a la narración. Así que: sí, el libro peca de algo largo para lo
que quiere contar; y sí, algunas de las anécdotas están resueltas de manera
poco original. Pero si a todas las fortalezas reseñadas añadimos la de una
prosa torrencial y que, a pesar de lindar al borde del precipicio con el uso de
los adjetivos, el autor sale siempre airoso, el balance se salda con una recomendación
bastante clara y merecida (y, esperemos, coincidente con una fase alcista del ciclo que favorezca una segunda vida a los protagonistas y el relato de su historia).
Atenta a tu nueva propuesta. Interesante argumento.
ResponderEliminarCuesta resistirse a leerlo después de esta reseña :-). Lo pongo en mi "to read list".
ResponderEliminarLa invitación a leerlo es tan sugerente que del "Sunday Dandy" se espera un altísimo nivel. Un saludo afectuoso.
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